Portugal es un país
que siempre ha vivido de cara al mar; consecuencia de ello es la variedad de
faros que posee, desde pequeñas torres de hierro fundido que no superan los 10
metros de altura e instaladas sobre los muros de algún fuerte como el faro de Santa
Catarina, en Figueira da Foz, hasta obras de más de 60 metros de altura, como
es el caso del faro de Aveiro (que
incluso dispone de un ascensor en su interior para facilitar el acceso a la
linterna) pasando por el faro de Regufe, en Póvoa de Varzim, sostenido sobre
tres patas de hierro y único en Europa.
Cuando se tiene
semejante tesoro cerca y uno es un enamorado de los faros resulta imposible no
plantearse ir a velos, y como en esta vida siempre hay que tener un sueño que
haga las veces de faro en el horizonte yo me propuse hacer, algún día, la ruta
de los faros portugueses.
Hay veces que la
realidad, por extraño que parezca, supera a los sueños; este viaje por los
faros de Portugal es uno de esos extraños casos. Carretera, mar, faros,
acantilados, playas, soledad… Os invito,
en la medida en que mis palabras sean capaces de expresar esas vivencias y
vuestra imaginación sea capaz de hacerlas vuestra, a recorrer conmigo la ruta
de los faros portugueses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario